jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Normalizar las lenguas indígenas?


¿Normalizar la escritura de las lenguas indígenas?
                                                                   ¿Para qué?


La diversidad de las lenguas indígenas que existen en nuestro país ha sido uno de los motivos por la cual no se avanza en la normalización de la escritura, entendiéndose como normalización: a la homogenización del uso de las grafías (alfabeto) para representar gráficamente los sonidos del habla y de la parte gramatical.

Atender a toda la diversidad de las lenguas indígenas con producciones escritas es imposible, por ello se opta por publicar para las regiones más homogenizadas lingüísticamente y que sea mayoritario, aunque estas publicaciones sólo sirvan para una determinada región y variante. No publicar libros de las lenguas indígenas o de las variantes lingüísticas minoritarias es simplemente por cuestiones económicas ya que publicar sólo unos cuantos ejemplares resulta muy costoso; lo costeable es publicar en grandes tirajes aunque con ello implique sólo atender a las mayorías.

Para poder atender a la diversidad lingüística qué mejor que estandarizar las lenguas; así, de cada lengua, se podrá escribir con las mismas grafías aunque estas representen sonidos que en algunas regiones no se usen o se usen otras. La justificación para la normalización es que “no importa cómo lo hablen, pero que se escriban usando las mismas grafías, el español es así”, -dicen los interesados en la normalización o estandarización-. Y ponen como ejemplo: los de la península de Yucatán no hablan igual que los del norte, los del norte no hablan igual que los del Distrito Federal; sin embargo, el español se escribe igual. Siguiendo este razonamiento no hay ninguna necesidad de discutir al respecto, “alguien o algunos”,  no sé quiénes pueden ser, decidan qué variante es la “mejor”: porque es la más hablada, porque es la más escrita, porque es la que se acerca a la lengua de los aztecas, porque usan la /tl/, etc. Después, difundir las grafías y hacer que usen o no la /tl/, la /g/, la /f/, la /b/ porque estas son las que presentan variantes, simplemente fonéticas; pero además la acentuación, entonación y la parte gramatical.

También se puede proponer, para el alfabeto, el uso de todas las grafías de todas las variantes y que cada una de las variantes use las grafías según los sonidos que emiten o; porqué no, tal vez sería mejor que aprendamos una sola y única lengua “culta” la lengua de nuestros antepasados aunque con ello implique que muchas palabras ya no se usan y otras tengan otros significados o; ya por último, crear una nueva lengua que no sea la que usan en la actualidad los hablantes de las comunidades indígenas.


Algunos interesados en la materia, opinan que: “la diversidad lingüística hace la riqueza”; sin embargo, esta no se aprovecha para hacer la identidad de cada pueblo y el reconocimiento como parte de una sola cultura, la cultura mexicana. La diversidad lingüística está protegida según la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, en el Artículo 3: (…) La pluralidad de lenguas indígenas es una de las principales expresiones de la composición pluricultural de la Nación Mexicana. En el artículo 11 de la misma ley se refiere a la educación y dice: (…) se fomentará la interculturalidad, el multilingüismo y el respeto a la diversidad y los derechos lingüísticos.  Además de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en al Artículo 2º, fracción IV declara: “Preservar y enriquecer  sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad”. Resumiendo “La diferencia hace la unidad”.  Luego entonces, la normalización parece que no se va a lograr de manera sencilla.


Para llegar a los acuerdos de la normalización de las lenguas se discuten mucho y mucho; mientras se discute cómo escribir, qué grafías usar para representar los sonidos de la forma más exacta, algunas de las lenguas indígenas, en ese momento, están desapareciendo y sólo quedan las miradas, pensando en que “hay que apurarse a definir las grafías y comenzar a escribir”. Seguir así, sería mejor esperar a que las lenguas indígenas desaparezcan y entonces ya no habrá qué discutir y la normalización se dará en forma automática.


Tal parece, que a la normalización le preocupa con qué signos representar los tonos, aunque el alfabeto que se acuerde sea incompresible para los mismos hablantes indígenas bilingües; porque si ellos no lo saben leer, me pregunto: ¿Quién leerá de los indígenas? ¿Quién alfabetizará a los indígenas si ni siquiera los bilingües de esa lengua lo saben leer? Más bien, se hace para que nadie los lea. Algunas lenguas indígenas tienen hasta veinticinco formas para representar las vocales. Veamos los siguientes ejemplos:


vocales simples
vocales largas bajas
vocales largas altas
vocales glotalizadas
vocales rearticuladas
a
aa
áa
a'
a'a
e
ee
ée
e'
e'e
i
ii
íi
i'
i'i
o
oo
óo
o'
o'o
u
uu
úu
u'
u'u
Cuadro fonológico de vocales de la lengua maya[1]


vocales simples
vocales largas
vocales glotalizadas
vocales rearticuladas
vocales nasalizadas
a
aa
a'
a'a
ä
e
ee
e'
e'e
ë
e
ee
e'
e'e
ë
i
ii
i'
i'i
ï
i
ii
o'

ï
o
oo
u'
o'o
ö
u
uu

u'u
ü
Cuadro fonológico de la lengua chinanteco[2]


Hay algunas lenguas, que por ser variantes minoritarias, no se ha escrito ningún libro tomando en cuenta sus variantes léxicas, morfológica y fonológicas, como si no existieran; sin embargo, están, viven y son parte de los grupos indígenas que existen en el país, son nahuas, son zapotecos, son tsotsiles,… Estos grupos, al ver que ningún libro llega a sus comunidades como ellos hablan, se sienten menospreciados, humillados, discriminados; es curioso, pero nosotros mismos (los que escribimos en alguna lengua indígena) los hacemos sentir que valen menos a través de su lengua porque se escriben textos distintos a como ellos hablan. 


Todos los que escriben en alguna de las lenguas indígenas, regularmente lingüistas, no lo hacen para que los mismos hablantes nativos lo escriban y lo lean, siempre les preocupa para que los hispanohablantes entiendan, aunque los mismos indígenas no le entiendan nada. A cada sonido o tono, se quiere representar gráficamente al sonido de manera “exacta”, dizque se hace, para que no haya confusión en los significados, ya que, en algunas lenguas, al cambiar un tono cambia de significado. Como si los hablantes de las lenguas indígenas hablaran con palabras aisladas para no saber de qué se trata y confundir el significado. Por ejemplo, en la lengua náhuatl, no confunden la luna con la pierna, ya que esta palabra se dice cambiando un tono: meestli[3] (luna), mestli (pierna), o que para los plurales, terminados en vocal se debe agregar una /j/ en realidad esa ”jota” ni se oye, más bien parece que la vocal final se alarga; sólo es cuestión ortográfica: tlakua, tlakuaa(j), estas palabras seguro que los hablantes no tienen ningún problema para distinguir los plurales de los singulares.


Por querer hacer coincidir o adecuar como la gramática castellana, se ha hecho una tergiversación de la lengua, ya que las palabras que la lengua indígena no tienen se las queremos acomodar a la fuerza, sobre todo los conectores, las preposiciones, hay muchas ya mezclados, lengua indígena-español, y consideradas como parte de la lengua indígena, palabras integradas. Es más, algunas palabras estaban tan bien definidas en la lengua indígena: sustantivos, verbos, adjetivos, etc., si estos tienen o no plural, ahora les ponen plurales porque de lo contrario las reglas generales de la lenguacastellana no se aplicarían.


Se pretende normalizar y estandarizar una lengua que no se escribe y se muere en la oralidad.

No se lastiman a las culturas, a las lenguas si nos ponemos a escribir como lo hablamos o como podamos; esto quiere decir que si digo bebe, en vez de ueue; ilfitl en vez de iluitl; tagatl en vez de tlakatl; xiuit en vez de xiuitl; tutuli en vez de totoli; tlakuajkí en vez tlakuajkia; koli en vez de sistata; tsitsimej en vez de axkanelimej;… seguro que cuando lo leamos, el contexto nos ayudará a definir de qué se trata o de lo que se quiso decir; con el paso del tiempo, se llegará a comprender estas variantes e identificándolas a qué región pertenecen, porque a la medida que más se conozca de los demás, mejor se conocerá a uno mismo. Empezar así a conocernos y diferenciarnos, unos de otros, pero comprenderemos que se trata de una misma lengua.


No pasa nada si yo escribiera de esta forma: mostla na nitokas, se lee como mostla na nitókas, pero seguro que cuando un indígena lo lea, lo hará de la manera siguiente: mostla na nitookas, porque simplemente el contexto te ayuda a leerlo como se dice en náhuatl de manera oral, porque de lo contrario no tendría sentido la oración, además, la palabra nitóka no tiene ningún significado; entonces, no habría posibilidad que un hablante lo lea como tal.


Queremos hacer que las lenguas indígenas se escriban con una representación fonética exacta aunque para nadie sea comprensible, ni siquiera el español tiene tal representación gráfica. Por ejemplo, la oración siguiente: un pajaro vuela alto. No creo que la mayoría lo lea sin acento la palabra pájaro, en la lectura le ponen correctamente el acento inexistente, porque simplemente sin acento la palabra no existe, es decir, no tiene un significado y, se leería tal cual, si esta palabra no existiese en el vocabulario o fuese completamente desconocida.


Lo que debemos de perseguir, los hablantes de alguna de las lenguas  indígenas, es que primero, se escriban, se difundan y; luego, se estandaricen, se normalicen. Normalizar no lleva en automático a las producciones escritas; es preciso darles mayor libertad a todos los hablantes bilingües de alguna de las lenguas indígenas a que escriban con las grafías que consideren las más adecuadas; pero si ya existen alfabetos, usarlas, con la libertad de ponerles o quitarles letras, dependiendo si las usan o no; en caso contrario, que escriban con las letras que determinen conveniente y que lo lean como ellos lo consideren que es.  Esto dará como resultado un alfabeto con letras que, en alguna región usarán algunas y, en otra región, usarán otras. 


Por supuesto, es conveniente evitar que se den préstamos innecesarios, es decir, donde se puedan recuperar aquellas palabras que ya han caído en desuso, hacerlo.


Que los préstamos del español, del inglés o de cualquier otra lengua, principalmente de sustantivos y nombres propios, hacer que entren como tal sin hacer adecuaciones, tratar de mantener su origen fonético como: Carretilla, varilla, Juan, José, Monterrey, … aunque le digamos como: caretilla y varía, Juantsi, Kóse, Monterey,…


Lo que más se debe evitar es que se introduzcan las palabras híbridas, aquellas que son el resultado de las mezclas que se han hecho, principalmente de las lenguas español y lengua indígena. Ejemplo: Cantarosej, amo xijuzgaro, ximoapuraro, …


Al escribir, usar las grafías más adecuadas, las más cercanas a los sonidos, sin que se caiga en una exageración, a tal grado que ningún hablante de la lengua indígena las pueda leer. Es preferible buscar un alfabeto práctico, no importa que en una región introduzcan una o más letras para representar otros sonidos y; en otra región, quiten algunas letras porque no tienen el sonido que lo representa. Lo que sí es recomendable es unificar en grafía (letra) de aquellos sonidos similares. Por ejemplo: la /k/ puede sustituir la /c/, y la /q/. Esta unificación de las letras, principio de la normalización, no tendría por qué darse a la par con la escritura creativa y activa en los hablantes en general. La normalización que se dé en otros niveles, por la gente especializada y, lógicamente, por gente que su lengua materna sea la indígena y cuando lo hagan dejen de pensar en español, que piensen y actúen desde el contexto indígena. Que se normalice la escritura: gráfica, léxica, semántica y morfológicamente, a partir de cómo se habla y no propiamente del cómo debería hablarse siguiendo reglas gramaticales del español. También cuando se trate de tomar acuerdos, entre los hablantes, no se esté pensando en que los hispanohablantes aprendan a leer dándole los tonos adecuados y que por eso se debe escribir con “exactitud” representando los distintos tonos, como si estuviéramos escribiendo exclusivamente para ellos y que además lo querrán leer como el español. Los ingleses no estuvieron, ni están preocupados por los mexicanos que no pronuncian bien el inglés, será la responsabilidad de los ingleses que interpreten lo que desean comunicar a los mexicanos cuando hablen el inglés o, nosotros como mexicanos, tratar de entender a los ingleses cuando hablan el “español” con tonos, con morfología distinta. También será responsabilidad, de los hablantes de alguna de las lenguas indígenas del país, entender a aquellos hispanohablantes que quieran hablar alguna lengua indígena y que pronuncien con deficiencias, con una sintaxis distinta, etc. Ya verán, que con todo y esto, nada pasará.

Hagamos que florezca un poco la lengua vulgar de las lenguas indígenas y, por otro lado, se geste la lengua culta. Entre más se divulguen las diferencias lingüísticas, más fácil se dará la estandarización y que no implique esta una imposición sobre otras. Finalmente la lengua será según como evolucione y no como algunos “letrados” quieren que sea”.


Es mejor escribir las variantes de las lenguas hoy para que no mañana, ni siquiera se sepa cuáles eran. Habrán pasado a la historia sin historia.

  

Nota: Los ejemplos en lengua indígena son en la lengua náhuatl de la Huasteca.

  

Marcelino Hernández Beatriz

mhernandez_95@hotmail.com



[1] http://www.conevyt.org.mx/cursos/indigenas/lenguas_ind/index2.htm
[2] Ibidem.
[3] La doble vocal se refiere a una vocal larga: Aa, ee, ii.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Multiplicar sin saber la tabla

LINO APRENDE A MULTIPLICAR

Lino iba en tercer grado de primaria. No era el mejor alumno; pero tampoco era un mal alumno, aprendía todos los días algo nuevo. Cierto día el maestro encargó una tarea imposible, aprender de memoria para el día siguiente las tablas de multiplicar. "Apréndanselo muy bien, y del 1 al 10 –exclamó el maestro- Una tarea bastante difícil pensó Lino. Sin embargo, en la tarde Lino, como siempre, se fue a jugar a las canicas en compañía de sus compañeros de clase. Parecía feliz, ganándoles en cada tiro las escasas canicas de sus compañeros. Ya con el bolsillo de los pantalones llenos, -de pronto se acordó-. ¡Ándale! se me había olvidado que para mañana tengo que aprenderme las tablas de multiplicar; mejor dicho memorizar. Así que se despidió de sus amigos y se fue corriendo a su casa.

En el trayecto pensaba "en qué momento se le ocurrió el maestro esta tarea, precisamente ahora que me iba muy bien en el juego. Y vaya que la tarea no es nada fácil, ya llevo casi un año queriéndome aprender las tablas de multiplicar y no lo he logrado nada, bueno o casi nada, seguramente el maestro espera que suceda un milagro, algo difícil, en fin, tengo que intentarlo.

Lino comienza a reflexionar sobre lo aprendido. Primero creo que no tengo que repasar lo que ya me lo he aprendido, por ejemplo las tablas del 1, del 2 y del 10,. Para aprenderme éstas no fue nada difícil, quién no puede aprenderse estas tablas de multiplicar?. Entonces sólo me falta del 3, del 4, del 5, ... bueno, creo que casi todas.

Llegando a su casa, sacó su libreta que contiene en una de las pastas las tablas, sin perder el tiempo comienza a recitar, las tablas de multiplicar del 3. 3 por 1, 3; 3 por 2, 6; 3 por 3, 9; ,... ya lo había repetido más de cuatro veces, volteaba su libreta, sólo lograba acordarse del 3 por 1; 3 por 2 y 3 por 10; por más que volteaba por todos lados, incluso hacia arriba, mirando hacia el cielo; pero de allá nada le caía, se rascaba la cabeza y murmuraba: imposible aprenderlo...

¡Aaah!, ya sé, volveré a empezar; pero ahora con más calma, pensaré primero en lo que ya sé: sé sumar, sé restar y sé las tablas del 1, del 2, y del 10, por supuesto lo más fácil.

Intentaré de nuevo, ahora sin ver la tabla. Quiero saber cuánto es 3 por 5. Si apenas sé hasta el 3 por 3 y yo ya quiero saber cuánto es 3 por 5; vaya idea. Bueno, qué tengo que hacer. Intentaré esto, como no sé cuánto es, voy a ver si me sirve la tabla del 10, que ya me la sé. Si 3 por 10 es igual a 30 y la mitad corresponde a 15, y esto entonces es igual a 3 por 5. Claro, entonces 3 por 5 es igual a 15. ¡Bravo, bravo! -gritaba muy emocionado-. Creo que no tengo por qué alegrarme mucho, eso también fue fácil, sólo le saqué la mitad.

Ahora probemos uno más difícil, como el 3 por 7. ¡Ándale!, esto sí es difícil, no tengo que olvidarme que yo ya sé sumar, restar y las tablas del 1, del 2 y del 10, esto siempre lo debo de tener muy presente. A ver, comencemos de nuevo, 3 por 10 es igual a 30 la mitad es 15, es decir, el 3 por 5; pero ahora cómo sacar el resultado del 3 por 7. Recuerdo que el maestro varias veces dijo que la multiplicación no es otra cosa mas que una suma, pero para no sumar muchas veces un mismo número era mejor usar una multiplicación. Bueno, yo ya tengo el 3 por 5, esto quiere decir que me falta sumar dos veces 3, para obtener el 3 por 7. Entonces yo ya tengo el 3 por 5, quer es igual a 15, ahora sólo tengo que sumar 6 (dos veces 3): 15 más 6. No, es más fácil 15 más 5, igual a 20; más 1, es igual a 21., o también 10 más 6, son 16; más 4 son 20; más 1; 21. Vaya qué complicado es para llegar a este resultado

Ahora probemos con la tabla del 9, el más difícil. ¿Cuánto es 9 por 3?. No soy tan bueno en la suma porque creo ahora que saldría muy rápido sumando 9 más 9, más 9, y así obtengo el resultado. ¿Entonces cómo hacerlo? Tengo otra idea, sumaré 10 más 10, más 10, esto me da un total de 30, pero como no llega a 10, sino 9, o sea que debí haber sumado 9 más 9, más 9, esto quiere decir que a cada 10 le quito 1, por lo tanto de los 30 le quito 3 y obtengo 27. 30 menos 3 es igual a 27. –observa su libreta de las tablas y grita, ¡eeh!- Sí es el resultado; pero aquí me compliqué aún más porque sumé y también resté. Lo más importante es que llegué al resultado. Pero qué hubiera pasado si hubiera usado la tabla del 10?. A ver, veamos, si 9 por 10 es igual a 90 y la mitad de 90 es 45; es decir que 9 por 5 es 45; esto es más difícil porque le tengo que quitar 18, es decir dos veces 9 para que me quede 9 por 3. ¿Cómo le hago?. Vaya que sí es difícil hacer la resta de 45 menos 18. Pero creo que esto puede resultar, 45 menos 20. No, todavía es difícil; mejor a 45 le quito 10 es igual a 35 y 35 menos 10 es igual a 25, pero aquí mi resultado está mal porque yo le quité 20 en vez de 18; por eso a mi resultado le tengo que sumar 2 más y me queda 27. ¡Urra!. Resultó nuevamente.

Todo este ejercicio me da una idea, mañana tendré que ser más hábil para las sumas y las restas. Creo que la multiplicación se puede hacer sumando y restando o sacando mitades, que es lo mismo que restar o dividir, hacerlo más pequeñito.

Al día siguiente caminaba rumbo a su escuela muy seguro de sí mismo, es más, se sentía diferente, se sentía importante. Entró a la escuela, posteriormente entró el maestro con aire desafiante, con ganas de demostrar que sus alumnos no pudieron memorizar las tablas de multiplicar. Empezó con Rafael, que se le olvidó la tabla del 3 y menos pudo con el 6; pasó lo mismo con Cata; mientras Lino sacaba las respuestas mentalmente; pero callaba; es más, daba un aire de preocupación, el maestro como un buen psicólogo, no tardó en percibirlo. Él quería seguir demostrando que nadie había logrado aprenderse las tablas, en eso sorprende a Lino. -haber Lino-, ¿cuánto es 3 por 3?, no tardó en responder, 9 maestro. Muy bien. Ahora 6 por 6. -Mentalmente decía 6 por 10 es igual a 60 y 6 por 5 es igual a 30, más 6, para que sea 6 por 6, 30 más 6 es igual a 36-. 36 maestro, -responde con mayor seguridad-. Muy bien Lino, -aplausos muchachos-. Todos aplaudían. Lino se sentía ahora un poco nervioso, sabía que el maestro le preguntaría otra más difícil, no se equivocó. ¿Cuánto es 9 por 9?, esto no practiqué, -pensó Lino-. Rápidamente recurría a su estrategia, 9 por 10 es igual a 90, 90 menos 9, eso no lo sé, pero si le quito 10, entonces me queda 80, a esto le agrego 1, porque sólo debí restar 9, el resultado es 81, Lino responde sin tardarse mucho, 81 maestro. Asombrado el maestro, el maestro que sabía mucho de las tablas de memoria, no podía creer que en tan corto tiempo su alumno lo hubiese logrado, y no lo podía creer porque sabía que Lino no lo sabía. Entonces procede el interrogatorio.

¿Cómo le hiciste Lino? Lino explica su procedimiento, su estrategia. El maestro se quedó fascinado; desde entonces usa la estrategia de Lino para enseñar la multiplicación, entendió que no hay reglas únicas para aprender las tablas de multiplicación; así mismo para la adquisición de otros conocimientos. Lino siguió aplicando su estrategia y encontró otros más, o tal vez sólo lo fue perfeccionando, también encontró cómo multiplicar mentalmente con decenas y centenas.

Zimapán Hgo.,1 de marzo del 2002.

Marcelino Hernández Beatriz

mhernandez_95@hotmail.com

domingo, 19 de abril de 2009

EL ESPAÑOL EN EL AULA CON NIÑOS INDÍGENAS


EL ESPAÑOL EN EL AULA INDÍGENA

Quiero comenzar con la palabra contacto lingüístico, esto quiere decir, que entre dos o más lenguas se encuentran en un determinado área, éstas pueden ser de distintas lenguas o de distintas variantes de una misma lengua. Este contacto no siempre se da de manera pacífica, armónica, con una actitud de respeto y de equidad, ya que la mayoría de las veces se someten a las lenguas minoritarias y se busca una variante que funja como lengua nacional. Así fue lo que pasó con el español que hoy conocemos. La raíz del español proviene del latín, como varias otras: portugués, francés, inglés, alemán, entre otras. España fue invadida por celtas, fenicios, cartagineses, griegos, musulmanes, moros y otros y se mezclaron las lenguas.
“Hace 1001 años Castilla era un “pequeño rincón”. El castellano era un pequeño dialecto arrinconado en la mal romanizada Cantabria. La mayor parte de la península sin exclusión, la porción que seguía en poder de los árabes, hablaba fundamentalmente la misma lengua (Alatorre: 100)
La variante del castellano se tomó como lengua nacional, esta es la razón del por qué antes se le conocía como lengua castellana, posteriormente se le llamó español cuando se toma como lengua oficial de España. Cuando nosotros, los mexicanos, nos conquistaron también nos trajeron el español de España. En los inicios de la dominación, algunos españoles o frailes principalmente, aprendieron la lengua náhuatl y esta, que se llamaba mexicano, les quisieron enseñar a las otras culturas indígenas del país. Quisieron que esta lengua fuese la de México, por ello la lengua náhuatl como la conocemos hoy, antes se le conocía con el nombre de mexicano, por cuestiones políticas se quitó el nombre por no ser la lengua nacional de México, aunque lo fue en algún momento, pero la nahuatlización no duró mucho y se comenzaron a crear escuelas donde se enseñaba el español y, poco a poco, esta lengua se fue adoptando como lengua nacional. Poco a poco, no significa que hubo consultas para preguntarnos, nosotros los mexicanos, si queríamos o no la lengua, más bien nos la impusieron, porque nosotros fuimos invadidos y, como toda invasión, conlleva también el dominio cultural y lingüístico.
La lengua española empezó a tener contacto con las lenguas indígenas del país, e influyó tanto que, tiempo después, la Real Academia Española incluyó en su diccionario palabras de origen indígena, mayoritariamente del náhuatl. Muchas de las palabras en náhuatl que terminaban en –tl, y en el español no se tiene este sonido, se modificó de manera siguiente: le quitaron la “l” del /tl/ (tle) final y en su lugar le pusieron la “e”. Veamos algunos ejemplos:

Auakatl - Aguacate
Coyotl - Coyote
Elotl - Elote
Olotl - Olote
Ayatl - Ayate
Tomatl - Tomate
Metlatl - Metate (en este caso también se quitó la /l/ del /tl/ intermedio)

Hay muchas más, estos son sólo algunos ejemplos, porque hay otras más palabras que adoptó el español que también hubo cambios de tipo fonológico (sonido). Lo que es importante rescatar en este apartado es que la lengua náhuatl influyó en el español, la modificó. De este contacto se enriqueció la lengua castellana, con las palabras nuevas que se incorporó al vocabulario. Dicha influencia fue tal que hoy podemos decir que tenemos un español de América, un español de México porque, a esta lengua lo adquirimos poniéndole la particularidad de México, en la parte fonética: sonido, ritmo, timbre. Nosotros no hablamos como los españoles.
Después de la conquista, España quiso estandarizar la lengua para que todos habláramos y escribiéramos igual, para ello se escribe la primera gramática castellana (española) en 1492 por Antonio de Nebrija; sin embargo, seguro que no es ya la misma lengua que hoy hablamos, como seguro que la lengua que hoy hablamos no será la misma dentro de unos años o siglos después. ¿Sabes por qué? Porque una lengua viva siempre está en constante cambio y la lengua la hacen los hablantes. Por lo tanto, la lengua la dominamos en dos niveles. Una, es la que usamos de manera oral, que muchas veces no se ajusta a las reglas gramaticales de manera estricta, ni tampoco nos ajustamos al significado de cada concepto según los diccionarios de la lengua española. Dos, es la manera escrita, que es aquí donde nos ajustamos a las reglas generales de la gramática de la lengua, aunque muchas veces se escribe sin conocer estas reglas y sólo se escribe con la intención de que nuestros lectores nos entiendan, en realidad, la escritura debe hacerse usando de manera estricta según las reglas gramaticales. A esto se puede llamar “lenguaje culto”.
Ahora ¿Qué pasa con las lenguas indígenas?
Las lenguas indígenas del país también estuvieron en contacto desde antes de la llegada de los españoles y es así como se fueron formando las variantes dialectales de las mismas, se crearon familias lingüísticas o parientes, como la familia yutu-azteca, mayense, tarasca, oto-mangue, entre otras. Se dice que actualmente contamos con 364 variantes de las 68 agrupaciones lingüísticas.
Después de un rato, desde el descubrimiento de América en 1492, a nuestros días, sólo han transcurrido 516 años, que el español se ha intentado hacer la lengua oficial de México, digo intentado porque todavía contamos con, según INEGI 2005, 720,009 que sólo hablan en alguna lengua indígena. Sin embargo, el español ya ha llegado en todos los rincones del país a través de la radio, televisión, la escuela, la migración, esto se debe gracias a la introducción de las carreteras y energía eléctrica.
Los adelantos tecnológicos han hecho que de repente la lengua indígena se quede un poco rezagada y no se sabe qué hacer en el aula con estas palabras que no tienen equivalencia en lengua indígena; nadie ha dicho nada sobre qué hacer o, si se ha dicho, no se ha divulgado, al menos, no ha llegado con claridad con los maestros de educación indígena que se les exige que brinden una educación bilingüe. Algunos, entienden que una educación bilingüe será posible si se traducen en lengua indígena los libros de texto, primeramente, y después los de literatura de autores más conocidos. Otros, como los indígenas letrados, etnoligüistas u estudiosos de la lengua, impulsan una estandarización de la escritura y que entre los hablantes de la lengua no se ponen de acuerdo; mientras tanto, los docentes de educación indígena casi nadie escribe en lengua indígena. También estos proponen que a los “nuevos” conceptos (palabras) se les ponga un nombre en lengua indígena, ya se han hecho algunos, como el caso del carro, en náhuatl se le dio el nombre de teposkauayo (caballo de fierro); sin embargo, los hablantes nativos simplemente le nombran como carro.
El maestro, en el grupo no sabe qué hacer, y piensa: “si a los niños les enseño en lengua indígena a leer y a escribir se van a retrasar en español ¿Quién le dijo que así es o así no es? El maestro lo que persigue es que sus alumnos lean y escriban en español, aunque a veces, exista una nula comprensión. Hay un dilema sin resolverse; al final, el docente resuelve por dar clases como a él le enseñaron, recurriendo a la repetición de letras, sílabas, palabras, llenando planas y las matemáticas, de manera mecánica.
Cuando opta por dar clases de manera bilingüe se encuentra, en primer lugar, que muchos de los objetos o útiles escolares no tienen traducción literal o equivalencia en lengua indígena, por ejemplo, por mencionar algunos: pizarrón, gis, borrador, lápiz, lapicero, colores, libreta, tijera, marcador, libro, compás, regla, mochila, silla, mesa, cartulina, papel crepé, cartoncillo, globos, mapas, escuadra, metro, calculadora, etc.
Por otra parte, cuando se lee un libro en español, el docente tampoco sabe cómo decirles o traducirles a los alumnos aquellas palabras que no tienen traducción. Para el caso de matemáticas, cómo se traduciría las palabras: multiplicación, división, resta, fracciones, porcentaje, mas los otros conceptos propios en el desarrollo del tema. En gramática española, cómo se traduce sustantivo, adjetivo, pronombre, complementos directo e indirecto, artículos, verbos en los distintos tiempos, modos y personas; posteriormente, el análisis de la sintaxis, considerando, además, que el contenido de los textos están fuera de su entorno. Ante tal situación, parece justificable que opte finalmente usar el español como lengua de instrucción, aunado a esto, le agregamos que existen muy pocos libros en lengua indígena, un poco menos de libros gramaticales y todavía menos de vocabularios y diccionarios.
¿Qué hacer en el aula con el español y la lengua indígena?
Primero. Entender que los alumnos tendrán mayor posibilidad de comprensión y aprendizaje si yo, como maestro, explico los contenidos, temas, en la lengua que más dominan los alumnos, es decir, que la multiplicación le explicaré por qué se llama multiplicación aunque use la palabra en español y, luego le explico en lengua indígena paso a paso para resolver la operación, con ejemplos del cómo miden, pesan y cuentan en la comunidad.
Para la asignatura del español, cuando yo maestro leo algún texto, es preferible detenerme en las palabras poco comunes y les explicaré y ejemplificando en lengua indígena, desde su contexto.
Segundo. Usar los préstamos del español sin miedo. Los préstamos del español son aquellas que usamos que no se sabe cómo se dice en lengua indígena. Para explicar estas palabras podemos mencionar desde qué hace, de qué material está hecho, cómo es, etc., de esta manera entenderá mejor el alumno y, cuando la vuelva escuchar, pueda recordar de qué se trata.
Tercero. Quitarse ese miedo de que la lengua debe ser “pura”, no hay lenguas puras. La recomendación es que no deje de usarse la lengua indígena y tratar a la lengua española como segunda lengua. La lengua que se está aprendiendo.
Cuarto. Cuando se escriba en lengua indígena usar sin miedo esas palabras en español que no tienen traducción en lengua indígena, muchas de estas palabras ya son integradas, ya sea a nivel comunitario o a nivel escolar, quiere decir, que cualquier persona que escuche la palabra la entenderá. La escritura y lectura de la lengua indígena, es transversal a todas las asignaturas; quiere decir, que no deberá ajustarse sólo en un tiempo determinado.
Quinto. Atreverse a ponerle nombres a las cosas nuevas, éste puede ser desde el material en que está hecho y cuál es la función. Por ejemplo, en náhuatl: cómo se diría libreta, se me ocurre que se le puede decir amatlaijtsontli (hojas cosidas); compás, teposyaualchijketl (el que hace el círculo y que es de fierro),… posteriormente estas nuevas palabras poco a poco los alumnos se lo irán apropiando. Así se hacen las palabras: escribiéndolas y usándolas.
Sexto. Si no hay un acuerdo para las grafías (letras) a usarse, atreverse a escribir usando los que se considere que es más práctico y útil de las mismas del español. El alfabeto debe ser sencillo para que los alumnos se apropien con mayor facilidad y escriban los sonidos como suenan y ya después los estudiosos se encargarán de complicarnos, se encargarán de darnos las grafías y la parte gramatical. Pero nunca las grafías son primero, y luego las voces.
Séptimo. Lo que no se debe perder de vista jamás es que a los niños los acerquemos a que conozcan su medio, su cultura, sus conocimientos, etc. Abrir puertas y ventanas del aula, echemos un vistazo lo que hay allá afuera.
Octavo. Abrir la puerta y ventana también quiere decir que no sólo es recuperar lo de allá afuera y traerlo al aula para convertirlos en contenidos, sino también lo aprendido en el aula salga y beneficie a la comunidad.
Noveno. Qué recuperar en el medio. Lo que tenemos que hacer es penetrar en ese mundo poco explorado, donde parece ser que no hay nada, ahí donde se nos hace que todo está igual y nada cambia, nada es así. Por ejemplo, si vamos al campo y vemos desde la preparación del terreno hasta la cosecha de algún cultivo, podemos rescatar de que en cada proceso se aplican los concomimientos: matemáticos: para ver área, perímetros, número de peones, cantidad de semilla requerida, tiempo de siembra hasta cosecha, cantidad de cosecha, etc. Conocimiento natural y social: qué planta es a partir de si da o no flores y fruto, por su tamaño, por el tipo de clima, tipo de suelo, periodo de siembra, periodo de cosecha, su consumo, qué estados o países son los principales productores, etc. En la parte técnica podemos investigar las principales enfermedades o plagas que atacan, éste último, es de lo que podemos compartir con la comunidad para que pueda cuidar mejor sus cultivos o granjas. De este mismo tema podemos sacar leyendas, mitos, cuentos, si se realizan rituales, etc. Podemos ver con esto que un tema comunitario, yo maestro, puedo rescatar y enseñar a mis niños a hacer, sumas, restas, multiplicación, división, fracciones, volumen, etc. también puedo hacer que conozcan de las ciencias naturales sobre las plantas, cuidado del medio ambiente, alimentación, contaminación, etc. Puedo tocar historia y geografía. La escritura se ejerce todo el tiempo. Los conocimientos no están fraccionados. Los habitantes del campo saben muchas cosas que lo aprenden todo en conjunto. Van de lo matemático a lo social, de lo social a lo natural, de lo natural a lo cultural,…
Décimo. Cuando el alumno vea y reconozca que su cultura es parte importante, incluyendo su lengua, tal vez después, cuando sea profesionista o simplemente mayor de edad, comprenderá que él es parte de esa cultura, miembro del grupo étnico y, aunque viva en la ciudad, no perderá su identidad. Usará el español y adoptará la cultura mestiza que lo pondrá en práctica cuando lo considere conveniente; pero jamás, se sentirá extraño en su lugar de origen y hablará su lengua y se comportará como parte del grupo cuando esté en él.
Décimo primero. Tenemos que pensar que la lengua castellana será una lengua nacional y que a través de esta nos comunicaremos con la mayoría, incluyendo a los otros grupos étnicos ajenos al de uno mismo.

“EL PAPEL COMO DOCENTE ES FORTALECER LA IDENTIDAD ÉTNICA (QUIÉNES FUIMOS, QUIENES SOMOS Y QUÉ QUEREMOS SER) PARA NO PERDERNOS Y PRETENDER SER LO QUE UNO NO ES”

¡SER INDÍGENA ES TENER UNA VENTAJA MÁS!

MARCELINO HERNÁNDEZ BEATRIZ




NOTA. Puede consultar los siguientes libros:
Alatorre, Antonio. Los 1001 años de la lengua española. México, F.C.E, 1991. Pág. 342
Lastra, Yolanda. Sociolingüística para hispanoamericanos. Una introducción. México, COLMEX, 1988